


No.1 La Raíz
Antes de empezar a estudiar arquitectura, uno tiene una idea muy vaga de lo que realmente implica y todo lo que hay detrás de ‘diseñar edificios’. Aunque algunos entran con una idea más clara de lo que es, otros no tanto. Muchos llegamos porque nos gusta el diseño y el arte, otros porque tenemos la habilidad de dibujar, y otros por una afinidad a los números. Y hay quienes buscan encontrar un punto medio entre estas habilidades. Sin embargo, aunque la arquitectura incluye todos esos aspectos, tiene una dimensión antropológica y hasta filosófica mucho más grande de la que imaginamos.
A pesar de ser no solo lo que nos rodea, sino también lo que define gran parte de nuestras vidas—cómo nos sentimos, por dónde y hacia dónde nos movemos—, la arquitectura suele pasar desapercibida. Tal vez por ser tan común, se convierte en rutina y rara vez reflexionamos sobre el ‘por qué’ o el ‘por qué no’ de los espacios que habitamos.
Lo primero que tuvimos que leer al llegar a la universidad fue Atmósferas de Peter Zumthor, un libro que explora cómo la arquitectura puede evocar emociones y crear experiencias sensoriales a través de la materialidad, la luz, el sonido y la percepción espacial. Y eso es precisamente lo que queremos compartir con este espacio: esa capacidad de la arquitectura para influir en nuestras vidas, ese propósito que nos hizo enamorarnos de lo que hacemos, porque en una carrera tan exigente, si no la amas, no la logras.
Empezamos esta aventura desde el origen, desde lo que nos ha rodeado toda la vida, pero nunca nos detuvimos a analizar: Bogotá. Bienvenidos a TRESEFES, número 1: La Raíz.
Antes de empezar a estudiar arquitectura, uno tiene una idea muy vaga de lo que realmente implica y todo lo que hay detrás de ‘diseñar edificios’. Aunque algunos entran con una idea más clara de lo que es, otros no tanto. Muchos llegamos porque nos gusta el diseño y el arte, otros porque tenemos la habilidad de dibujar, y otros por una afinidad a los números. Y hay quienes buscan encontrar un punto medio entre estas habilidades. Sin embargo, aunque la arquitectura incluye todos esos aspectos, tiene una dimensión antropológica y hasta filosófica mucho más grande de la que imaginamos.
A pesar de ser no solo lo que nos rodea, sino también lo que define gran parte de nuestras vidas—cómo nos sentimos, por dónde y hacia dónde nos movemos—, la arquitectura suele pasar desapercibida. Tal vez por ser tan común, se convierte en rutina y rara vez reflexionamos sobre el ‘por qué’ o el ‘por qué no’ de los espacios que habitamos.
Lo primero que tuvimos que leer al llegar a la universidad fue Atmósferas de Peter Zumthor, un libro que explora cómo la arquitectura puede evocar emociones y crear experiencias sensoriales a través de la materialidad, la luz, el sonido y la percepción espacial. Y eso es precisamente lo que queremos compartir con este espacio: esa capacidad de la arquitectura para influir en nuestras vidas, ese propósito que nos hizo enamorarnos de lo que hacemos, porque en una carrera tan exigente, si no la amas, no la logras.
Empezamos esta aventura desde el origen, desde lo que nos ha rodeado toda la vida, pero nunca nos detuvimos a analizar: Bogotá. Bienvenidos a TRESEFES, número 1: La Raíz.
Antes de empezar a estudiar arquitectura, uno tiene una idea muy vaga de lo que realmente implica y todo lo que hay detrás de ‘diseñar edificios’. Aunque algunos entran con una idea más clara de lo que es, otros no tanto. Muchos llegamos porque nos gusta el diseño y el arte, otros porque tenemos la habilidad de dibujar, y otros por una afinidad a los números. Y hay quienes buscan encontrar un punto medio entre estas habilidades. Sin embargo, aunque la arquitectura incluye todos esos aspectos, tiene una dimensión antropológica y hasta filosófica mucho más grande de la que imaginamos.
A pesar de ser no solo lo que nos rodea, sino también lo que define gran parte de nuestras vidas—cómo nos sentimos, por dónde y hacia dónde nos movemos—, la arquitectura suele pasar desapercibida. Tal vez por ser tan común, se convierte en rutina y rara vez reflexionamos sobre el ‘por qué’ o el ‘por qué no’ de los espacios que habitamos.
Lo primero que tuvimos que leer al llegar a la universidad fue Atmósferas de Peter Zumthor, un libro que explora cómo la arquitectura puede evocar emociones y crear experiencias sensoriales a través de la materialidad, la luz, el sonido y la percepción espacial. Y eso es precisamente lo que queremos compartir con este espacio: esa capacidad de la arquitectura para influir en nuestras vidas, ese propósito que nos hizo enamorarnos de lo que hacemos, porque en una carrera tan exigente, si no la amas, no la logras.
Empezamos esta aventura desde el origen, desde lo que nos ha rodeado toda la vida, pero nunca nos detuvimos a analizar: Bogotá. Bienvenidos a TRESEFES, número 1: La Raíz.